Retiro de octubre #DesdeCasa (2022)

Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.

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1. Introducción. El Opus Dei, un don de Dios.
2. Meditación I. La fundación del Opus Dei.
3. Meditación II. Los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.


Introducción. El Opus Dei, un don de Dios

Dos consecuencias se desprenden de (…) la realidad de un Dios que no sólo se ha hecho hombre, sino que ha asumido la condición humana, haciéndose en todo igual a nosotros, excepto en el pecado (cfr. Heb 4,15). Ante todo la llamada universal a la santidad, a cuya proclamación el beato Josemaría contribuyó notablemente, como recordaba Juan Pablo II en su solemne homilía durante la Misa de beatificación. Pero también, para dar consistencia a esta llamada, el reconocimiento de que a la santidad se llega, bajo la acción del Espíritu Santo, a través de la vida cotidiana. La santidad consiste en esto: en vivir la vida cotidiana con la mirada fija en Dios; en plasmar nuestras acciones a la luz del Evangelio y del espíritu de la fe. Toda una comprensión teológica del mundo y de la historia deriva de este núcleo, como atestiguan, de modo preciso e incisivo, muchos textos del beato Escrivá.

«Este mundo nuestro —proclamaba en una homilía— es bueno, porque salió bueno de las manos de Dios. Fue la ofensa de Adán, el pecado de la soberbia humana, el que rompió la armonía divina de lo creado. Pero Dios Padre, cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo Unigénito, que —por obra del Espíritu Santo— tomó carne en María siempre Virgen, para restablecer la paz, para que, redimiendo al hombre del pecado, adoptionem filiorum reciperemus (Gal 4,5), fuéramos constituidos hijos de Dios, capaces de participar en la intimidad divina: para que así fuera concedido a este hombre nuevo, a esta nueva rama de los hijos de Dios (cfr. Rom 6,4-5), liberar el universo entero del desorden, restaurando todas las cosas en Cristo (cfr, Eph 1,9-10), que las ha reconciliado con Dios (cfr. Col 1,20)» (Es Cristo que pasa, n. 183).

En este espléndido texto, las grandes verdades de la fe cristiana (el amor infinito de Dios Padre, la bondad originaria de la creación, la obra redentora de Cristo Jesús, la filiación divina, la identificación del cristiano con Cristo…) son traídas a colación con el fin de iluminar la vida del cristiano y, más en particular, la vida del cristiano que vive en medio del mundo, empeñado en las múltiples y complejas ocupaciones seculares.

Fuente: Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mensaje inaugural en el Simposio Teológico “Santidad y Mundo”, Roma 1993.

Primera meditación

Opción 1: La fundación del Opus Dei. 

Opción 2: ¿Por qué nació el Opus Dei?, en Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Cap. 2.

Segunda meditación

Opción 1: Los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

Opción 2: ¿Qué es un Ángel?

Charla: ¿Qué significa santificar el trabajo? ¿Cómo se santifica el trabajo?

Santificar el trabajo es esforzarse por realizarlo bien, con competencia profesional, poniendo todos los talentos, inteligencia, voluntad y afectos en esa labor que se tiene entre manos. Sin embargo, no se trata sólo de trabajar bien, sino de la intención que se ponga al momento de realizarlo. Vale la pena cuestionarse: ¿Para qué hago esto? ¿Qué sentido tiene hacerlo bien cuando nadie me ve?

Lectura: Relato de la fundación del Opus Dei (1928-1930).

Examen de conciencia

Acto de presencia de Dios

1. «Se han abierto los caminos divinos de la tierra» (Es Cristo que pasa, n. 21). ¿Cómo encuentro a Dios en mi realidad de cada día; familia, trabajo, descanso, relaciones sociales?

2. ¿Acudo a san Josemaría, «el santo de lo ordinario» (San Juan Pablo II), para que me ayude a levantar la mirada a Cristo, de modo que me conceda la ayuda y la gracia que necesito ahora?

3. Dios «nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor» (Ef 1, 4). ¿Cómo contagio con mi ejemplo la aventura de la llamada universal a la santidad a parientes, amigos y vecinos?

4. ¿Me considero un instrumento en las manos de Dios para realizar maravillas en el mundo de hoy? ¿Son las circunstancias ordinarias de cada día ocasión para servir y amar?

5. «He aquí que yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca» (Ex 23, 20). ¿Trato con confianza a mi ángel de la guarda, para pedirle que me ayude en mi día a día? ¿En qué necesidades podría acudir a su ayuda?

6. «El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”» (Lc 1,28). ¿Acudo al Señor para que ayude a mi familia y a la de mis amigos a construir hogares luminosos y alegres?

7. ¿Busco lugares y actividades que nos permitan disfrutar un ambiente de descanso, que nos facilite también nuestro trato con Dios? ¿Promuevo modos sanos de diversión para mi familia y las de mis amigos?

8. «¡Cómo te reías, noblemente, cuando te aconsejé que pusieras tus años mozos bajo la protección de San Rafael!: para que te lleve a un matrimonio santo, como al joven Tobías, con una mujer buena y guapa y rica —te dije, bromista» (Camino, n. 360). ¿Pongo bajo la intercesión del arcángel Rafael a mis hijos y a los amigos de mis hijos, para que cada uno descubra el camino por el que Dios los llama? ¿Procuro acompañarlos con mi oración y mi cariño?

Acto de contrición

Fuente: opusdei.org