Huele a Dios.
Huele a Dios… te invito a que cierres tus ojos para que la fe pueda descubrir su fragancia. ¿Sabes?, lo exquisito de su olor me hace llorar de alegría y de emoción. Rápido, cierra tus ojos y empieza a oler la paz, la verdad, la justicia, para que puedas percibir y hablar de este aroma de Dios. Compra el perfume de Dios, se llama “obras de misericordia”.