EL DE LA MISERICORDIA ES DIOS.
La parábola del hijo pródigo en Lucas 15: 1-32 es un tratado sobre la misericordia. En la vida nos preocupamos de cómo nos vemos ante Dios, cuando en realidad se trata de descubrir cómo nos ve Dios. El hombre tiene prejuicios y Dios es imparcial, amando por igual al hijo menor que al mayor. De hecho, al Señor le importa más la fraternidad que la filiación; es decir, llega un momento en que Dios dice “no me importa que me llames Dios, con tal de que veas en el otro a tu hermano”.