AMA A LOS QUE ESTÁN A TU ALREDEDOR.
La única manera de resolver problemas es con amor. El que busca resolverlos con agresión nunca tendrá una solución, pues Cristo venció a sus enemigos amándolos. Con acciones, palabras y maneras de pensar, ya sean conscientes o inconscientes, lastimamos a quienes están a nuestro alrededor. Hay dos reacciones que podemos tener: pedir perdón o seguir lastimando. Hay dos consecuencias: hacer valer la caridad o darle lugar al rencor, la venganza, el orgullo. Para salir adelante es necesario contar con Dios, para hundirnos más solo hace falta alejarnos de Él. Ten cuidado con las falsas dudas si eres el que ofende y con los falsos temores si eres quien no se acerca por no creer en el dialogo con el otro. En ocasiones lo más sencillo es lo que da resultado para la reconciliación. No pongas obstáculos al amor, opta por la convicción. No hagas más grande la hoguera, quita leños para que se apague pronto. Busca responder ante las agresiones de quienes desean ofenderte o hacerte el mal, o con actitudes contrarias a las que recibes, de lo contrario: ¿Cuál sería la diferencia entre tú y el que te agrede? Qué difícil es decidirse a romper los eslabones de la violencia, la venganza y la mentira, pero cuando lo logras se le llama amor. Nuestro Señor Jesucristo lo consiguió y nos ofrece lo que logro con ello: la salvación.