REFLEXIONES DEL PADRE JUAN

CUESTIÓN DE MADUREZ Y CUESTIÓN DE AMAR.

 

Cuando dos personas-amigos o hermanos- que se aman discuten y se enojan de obra y palabra, surge la duda cuando llega el momento de la reconciliación: ¿a quién le corresponde pedir perdón?, unos dicen que la obligación o iniciativa es de aquel con mayor madurez, si la respuesta apunta en tu dirección, es tu responsabilidad tomar acción. Si piensas que no es tal el caso, entonces pregúntate quien de los dos tiene mayor capacidad para amar. Si tú estás cerca de Dios, te corresponde entonces ser el primero en buscar resolver las diferencias. Ojalá que cuando nos pase esto tengamos madurez y capacidad de amar, para acercarnos a aquellos de los cuales estamos apartados. Tenemos que entender que la reconciliación consiste en abandonar esa sensación de pérdida; pues dejas de tener paz, y si no la recuperas puedes dejar de tener alegría, y no tener paciencia y así sucesivamente. Por lo tanto, busca inmediatamente rescatar lo que se escapa antes de que sea demasiado tarde y te agobie el peso de tus pérdidas, sintiendo que no hay nada por hacer.