Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
La Iglesia llama “Purgatorio” a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: “La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego”. (1Cor. 3, 14).
La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: “Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos. Al respecto, San Gregorio Magno afirma: “Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo.
Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso”. Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.
El sacerdote mexicano Sergio Román explica tres razones por las que los católicos celebran el Día de los Fieles Difuntos.
1. Tradición permanente de la Iglesia
En el texto difundido en 2017 por el semanario católico Desde la Fe, el sacerdote explicó que la celebración de los fieles difuntos es una “tradición permanente en la Iglesia, lo mismo que celebrar la Santa Misa por ellos”.
“Considerando que la muerte de un cristiano es en realidad su nacimiento al cielo, los primeros cristianos acostumbraron reunirse ante la tumba de sus hermanos difuntos en el día del aniversario de su muerte y celebraban la Misa por ellos, sobre todo si habían dado testimonio de Cristo con su martirio. Gracias a esa tradición sabemos la fecha del martirio de muchos de nuestros santos”, indicó el presbítero.
El P. Román dijo que la costumbre mexicana de dar una comida a los difuntos es similar a una costumbre pagana romana antigua, que con el tiempo se cristianizó y que ahora se ha asumido en México así.
2. Los difuntos siguen siendo miembros de la Iglesia
El sacerdote indicó también que “al celebrar a los fieles difuntos al día siguiente de la celebración de Todos los Santos la Iglesia nos quiere enseñar que tanto los que ya están en el cielo, santos todos ellos aunque no estén canonizados, como los que están en el purgatorio, siguen siendo miembros de la Iglesia”.
El P. Román precisó que entre todos los fieles católicos “hay una comunicación de dones que se llama ‘Comunión de los santos’. Seguimos unidos a Cristo por el Espíritu Santo, seguimos siendo hermanos, hijos de un mismo Padre”.
3. Se les ama ayudándolos a salir del purgatorio para ir al cielo
Recordar y conmemorar a los fieles difuntos es importante especialmente si es que están en el purgatorio, que puede considerarse como una antesala del cielo.
El sacerdote mexicano resaltó que “el purgatorio es ya el cielo… pero todavía no. A la presencia de Dios solo llega lo santo, lo limpio. Ante Él no debe haber ni la más mínima sombra del pecado. Por los méritos de Jesús se nos perdonan nuestros pecados”.
En el purgatorio, el alma del difunto se purifica para llegar al cielo.
Fuente: aciprensa.com