Durante la Audiencia General celebrada este miércoles 9 de septiembre en el Aula Pablo VI el Papa Francisco destacó la “densa atmósfera de oración” que rodeaba a la figura de Cristo, e invitó a los cristianos a insistir en la oración “porque ninguna oración queda sin ser escuchada”.
En su catequesis, el Santo Padre continuó con la serie sobre el Padre Nuestro, para lo cual empleó el Evangelio de San Lucas.
El Pontífice destacó que “Jesús es, sobre todo, un orante”. Episodios evangélicos como el de la transfiguración o el bautismo en el río Jordán son ejemplos de cómo “cada paso de la vida de Jesús aparece impulsado por el soplo del Espíritu que lo guía en todas sus acciones”.
Jesús “dialoga con el Padre antes de tomar las decisiones más importantes, se retira con frecuencia en soledad”.
“Incluso la muerte del Mesías está inmersa en un clima de oración, tanto que las horas de la pasión aparecen marcadas por una calma sorprendente: Jesús consuela a las mujeres, reza por los que le crucifican, promete el paraíso al buen ladrón y expira diciendo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’”.
Es decir, “la oración de Jesús parece amortiguar las emociones más violentas, los deseos de venganza y de revancha, reconcilia al hombre con su enemiga más acérrima: la muerte”.
Francisco explicó que Jesús enseño a los discípulos a rezar dirigiéndose a Dios como “Padre”. Además, explicó que en el Evangelio de Lucas se incluye el posesivo “nuestro” y la especificación “que estás en el cielo”.
“En esta enseñanza que Jesús hace a sus discípulos es interesante insistir en algunas instrucciones que coronan el texto de la oración”. Esas instrucciones “insisten en las actitudes del creyente que reza”.
Está, por ejemplo, “la parábola del amigo inoportuno que va a molestar a una familia entera que duerme porque, de improviso, ha llegado una persona de un viaje y no tiene pan para ofrecerle: ‘Os digo –explica Jesús– que, si no se levanta para dárselo porque es su amigo, al menos por su insistencia se levantará a darle todo lo que necesita’”.
Otro ejemplo de Jesús es “el de un padre que tiene un hijo hambriento: ‘¿Qué padre entre vosotros, si el hijo pide un pescado, le dará una serpiente en vez del pescado?’”.
“Con estas parábolas, Jesús hace entender que Dios siempre responde, que ninguna oración queda sin ser escuchada, que Él es Padre y no se olvida de sus hijos que sufren”.
El Papa reconoció que estas afirmaciones “nos sitúan en una crisis, porque parece que muchas de nuestras oraciones no obtienen ningún resultado. ¿Cuántas veces hemos pedido y no hemos obtenido, llamado y encontrado una puerta cerrada?”.
En esos casos “Jesús recomienda insistir y no darse por vencidos. La oración transforma siempre la realidad: si no cambia las cosas que nos rodean, al menos nos cambia a nosotros. Jesús prometió el don del Espíritu Santo a cada uno que rece”.
“Podemos estar seguros de que Dios responderá. La única incerteza se debe a los tiempos, pero no tenemos dudas de que Él responderá. Tal vez sea necesario insistir durante toda la vida, pero Él responderá. Nos lo ha prometido”, concluyó el Papa Francisco.
Fuente: aciprensa.com