Antes de iniciar este día me detengo un momento a orar, a conversar contigo que eres nuestra madrecita del cielo, a ti que hoy festejamos bajo la advocación de Nuestra Señora de los dolores, y pedir tu intercesión por todos aquellos hermanos nuestros que hoy sufren de alguna u otra manera. Por los que están enfermos tendidos en una cama de hospital o casa, por los que atraviesan un momento difícil, los que alguna pena aflige su corazón. Por ellos y por todos para que a imagen tuya sepamos caminar por la vida firmes en la esperanza a pesar del dolor, que la certeza de la victoria de tu hijo nos ayude a mantener firme la fe. Danos la gracia de saber recorrer el camino de tu mano, con la mirada puesta en Cristo Jesús, con él todo lo podemos, y nos des la gracia de saber esperar. ¡María madre de la esperanza, ruega por nosotros! Amén. (Pbro.Tavo).