Al iniciar este día vengo ante ti Señor para pedirte expulses de mi corazón todo aquello que impide que tu Señor seas mi centro, mi todo. Borra de mi corazón todo rastro de orgullo, de soberbia, de vanidad, de egoísmo, de tristeza, de rencor. Ayúdame a abrir mi corazón a tu gracia, transforma mi vida, muéstrame el camino que debo de seguir, ilumina mi conciencia, guía mi vida, para que todo cuanto haga hoy te glorifique Señor. ¡Haz de mí Señor un instrumento de tu paz! Amén. (Pbro. Tavo).