Buenos días Señor, al iniciar este día quiero ofrecerte mantener la alegría, la paz y la esperanza que nos ha regalado tu llegada. Dame la gracia Señor de que cada día sea para mi una Navidad, pues todos los días sales a mi encuentro y tocas la puerta de mi corazón, me traes tu luz, tu amor. Puedes entrar Señor, te estaba esperando, entra e ilumina este día, enséñame a ser humilde y sencillo, generoso y responsable, a cumplir fielmente con mi ser cristiano en mi relación contigo y con mis hermanos. Pongo en tus manos Señor este día, te lo ofrezco, ayúdame a vivirlo de la mejor manera posible, atento, disponible, productivo, buscando dar lo mejor de mí en todo momento. ¡El verbo se hizo carne y habito entre nosotros! Amén. (Pbro. Tavo).