Buenos días Señor, al iniciar este día quiero agradecerte por la oportunidad que me das hoy de volver a iniciar el camino. Tu Señor, el alfarero que día a día vuelves a amasar mi barro con la intención de hacer una obra nueva. Gracias por no cansarte de mí, por tu paciencia, por nunca dejar de confiar en mi. Dame Señor la fuerza de voluntad necesaria para perseverar en el camino, ayúdame a conocerte cada un poco más, que pueda ir experimentando tu amor, que tu infinita misericordia transforme mi corazón de piedra en un corazón de carne. Gracias por salir hoy nuevamente a mi encuentro, por invitarme a una vida nueva. Señor yo quiero caminar contigo, quiero vivir una vida nueva, soy consciente de mi flaqueza, pero también sé que tú tienes el poder para hacer nuevas todas las cosas. Aquí estoy cuenta conmigo, ayúdame a descubrir el camino nuevo y ven a caminar conmigo. ¡Dichoso el que espera en el Señor! Amén. (Pbro. Tavo).