Antes de iniciar mis actividades me detengo para conversar contigo Señor, para encomendarme a ti. Cada día es un regalo, y a pesar de tener mis planes hechos no sé lo que tu tienes preparando para mi. Lo que venga, dame la gracia de saberlo sobrellevar con sabiduría, paz y gallardía, pero no me dejes solo, ayúdame. Ven a caminar conmigo, que mis alegrías y penas, triunfos y derrotas sean siempre vividas contigo. Dame la gracia de saber vivir este día como tú me has enseñado, dando en cada momento lo mejor de mi, sirviendo, amando, ayudando. Inicio este día lleno de confianza, dispuesto a dar lo mejor de mi, a vivirlo plenamente, como si fuera el último, esforzándome para no dejar para mañana nada que hoy tenga que hacer. Madre mía de Guadalupe te pido intercedas por mi, mi familia y amigos, especialmente por los que pasan momentos difíciles, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén. (Pbro.Tavo).