ORACIÓN DE LA MAÑANA

Buenos días Señor, al iniciar este día mi mirada vuelve a fijarse en ti, mi Salvador. El saber que navegas conmigo en la barca me llena de paz, pues sé que aunque parezca que vas dormido, tu presencia silenciosa me llena de fe, pues tú Señor tienes el poder de calmar la más furiosa de las tormentas. Así que lleno de confianza te digo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Calma esos vientos contrarios que quieren hacer naufragar mi barca. No permitas que el miedo, ni la soberbia ganen terreno en mi vida, ayúdame a tener siempre presente que la verdadera felicidad está en ti Señor y que contigo siempre será posible volver a empezar. ¡Señor, salvanos, que perecemos! Amén. (Pbro. Tavo).