Buenos días Señor, gracias porque todos los días, desde el amanecer, sales a mi encuentro y me invitas a seguirte, a vivir una vida nueva. Tocas a la puerta de mi corazón y me pides permiso para entrar. Pero no siempre Señor, tú lo sabes bien, acepto tu invitación, no siempre te he dejado entrar. Algunas veces por soberbia, otras por orgullo, otras más por ignorancia o por irreflexión, pero la mayoría de las veces por el miedo de lo que pueda pasar en mi si te dejo entrar a ti. La verdad no sé porqué he actuado así, pues tú presencia genera cambios positivos, trae paz, alegría sincera, plenitud. Hoy nuevamente tocas a mi puerta, dame la gracia Señor de vencer mis miedos, abrirte de par en par mi corazón. Entra Señor, entra con tu luz e ilumina todo mi ser, purifica con el fuego de tu amor todo lo que haya en mi de egoísmo, soberbia, orgullo y vanidad. Permíteme Señor experimentar tu amor, ayúdame a encontrar esa paz que sólo tú puedes dar, esa alegría que el mundo no da, solo tú Señor. Aquí estoy Señor, hoy quiero escuchar tu voz y seguirla, quiero a través de mis acciones, palabras y actitudes, ir preparando mi traje de fiesta, para que el día que me llames, que me invites estar preparado y poder participar de ella. ¡Habla Señor, que tu siervo escucha! Amén. (Pbro.Tavo).