Buenos días, gracias Señor por este nuevo despertar, por este nuevo día, por la oportunidad que me brindas de poder iniciar hoy un camino nuevo. Gracias Señor porque cada día que inicia me das la oportunidad de iniciarlo dialogando contigo, para ponerte nuevamente en el centro de mi corazón, revisar que cosas tengo que corregir, que cambiar, y en que otras hay que perseverar. Enséñame Señor a ser humilde, tú que me conoces tal cual soy ayúdame a descubrir todo aquello que hay en mi corazón, en mi vida que me aleja de ti, que no va de acuerdo con tu querer. Enciende en mi corazón el deseo de vivir hoy como un buen católico, unido a ti en la oración, servicial en mi trato, caritativo y bondadoso en mis palabras y acciones, aplicado en mi trabajo, realizándolo con rectitud y diligencia. Acompáñame Señor en mi camino, no me sueltes de tu mano y ayúdame a tomar conciencia de mi condición de bautizado, que me compromete a vivir y transmitir lo que tú nos has enseñado Señor. Madre mía me pongo en tus manos y te pido intercedas por mi familia y amigos, especialmente por los enfermos y los que pasan momentos difíciles. Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mi no apartes, ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes. Ya que me proteges tanto como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, Amén. (Pbro. Tavo)