Inicia un nuevo día y con él la esperanza de una vida nueva, de cambio de actitudes, de vivir mejor la vida. Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón no estará quieto hasta que no descanse en ti. Cuanto cuesta entender Señor que solo en ti encontraré la verdadera felicidad, que todas las otras felicidades son solo migajas comparadas a la que tu nos das. Dame la gracia Señor de tener un corazón sencillo, que sepa darle el justo valor a cada cosa, que sepa darte a ti Señor la primacía y lo demás una justa jerarquía. Enséñame Señor a hacer rendir al máximo los talentos que me has dado, ejercitar las virtudes, de manera especial la humildad, la prudencia y la caridad. Que mis palabras y trato con los demás siempre sea cortés, educado y amable. Cuántas cosas Señor me gustaría cambiar hoy para vivir mi día diferente, pleno, alegre, sencillo. Borra de mi Señor todo rastro de soberbia, acelere y vanas preocupaciones. Ayúdame a mantener mi corazón unido al tuyo, para vivir este día en paz, con alegría sincera y con la actitud de dar lo mejor de mí en todo momento, para gloria tuya y servir a mis hermanos. Permíteme Señor abrirte hoy mi corazón, recordando tu invitación: “Haz la prueba y verás que bueno es el Señor”, Amén (Pbro. Tavo).