Al iniciar este día busco un momento de silencio para conversar contigo Señor. Gracias por este nuevo despertar, por la oportunidad que me das de iniciar nuevamente el camino. Hoy Señor quiero ofrecerte cada una de mis actividades, de mis palabras, de mis acciones. Que todo cuanto haga contribuya para el bien, por eso te pido me des la sabiduría, la prudencia, la humildad y generosidad necesaria para que todo cuanto haga sea de tu agrado. Pongo en tus manos mis alegrías y mis tristezas, mis preocupaciones y gozos, todo te lo dejo a ti, solo una cosa más te pido que me ayudes a vivir este día con alegría, esa alegría sincera que viene de ti Señor, Amén. (Pbro. Tavo).