Inicia un nuevo día, gracias Señor. Dame un corazón nuevo, que no guarde rencores, que sepa perdonar y sobre todo que sepa amar a todos por igual, sin distinciones. Dame unos ojos nuevos que sepan ver cómo tú ves, que sean capaz de ver a los hermanos que están cerca y a los que están lejos, al que necesita ayuda y a quien tiende la mano para ayudar. Señor dame también oídos nuevos que sepan escuchar a todos, que sepan escuchar la penas del afligido, las dudas del confundido, las alergias del que triunfa. Coloca en mi boca una sonrisa, palabras de aliento, no permitas que salgan de ella ninguna palabra de crítica o murmuración y por último te pido sabiduría para tomar las decisiones adecuadas, prudencia en mis palabras y modo de conducirme, humildad para saber darte Señor el primer lugar en mi vida y sencillez para tratar a los demás como tú lo harías, Amén. ( Pbro. Tavo).
