Con anticipación nos hemos preparado para la Navidad y nos llenamos de alegría con el acontecimiento más esperado: el nacimiento de Jesús, que es luz para todos en el mundo.
Esta fiesta es mucho más que una tradición, es una maravillosa ocasión para poner a Jesús en el centro de nuestra vida, de nuestra familia y de nuestra sociedad. Es recordar y hacer presente el amor que Dios ha tenido para con nosotros, enviándonos a su amado Hijo para que iluminara las tinieblas que cubrían el mundo.
Celebremos el amor misericordioso del Padre, que es la misericordia hecha carne, para que la llevemos a los demás, porque Dios nos ama y desea que su luz siempre brille en nuestros corazones como la estrella de Belén, que brilló en Oriente para guiar a los magos.
Empezamos a caminar, junto con toda la Iglesia, el Año Santo del Jubileo de la Misericordia, que nos invita a perdonar, dar amor, comprensión, paz y justicia a la humanidad. Que en todos los hogares haya humildad, unión familiar, amor al prójimo y sobretodo fe y amor a Jesús nuestro Salvador, que nos llama a la vivencia de las obras de la misericordia.
Deseo que esta Navidad ilumine sus corazones, les llene de alegría y paz, y que la gracia del pesebre se derrame abundantemente en sus familias y hogares.
Mi felicitación y bendición a todos.
OMNIA IN CARITATE
† Alonso G. Garza Treviño
Primer Obispo de Piedras Negras