San José de Calasanz (1557-1648) fue un sacerdote y educador español. Calasanctius, como también se le conoce, fue un gran defensor y propulsor de la educación en una época en la que estudiar era un privilegio. Precisamente, el santo fundó la primera escuela pública gratuita de Europa, propuesta educativa que replicó dando lugar a las denominadas ‘Escuelas Pías’. Fue además fundador de la Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, cuyos miembros son conocidos como escolapios.
José nació en Peralta de la Sal, Aragón, España, el 11 de septiembre de 1557. Sus padres fueron don Pedro de Calasanz -quien llegó a ser alcalde de Peralta- y doña María Gastón. De ellos recibió una educación esmerada, gracias a la que adquirió una amplia cultura -propia de alguien mayor- y una sólida formación cristiana. Luego asistió a la escuela local de Peralta, donde continuó sus estudios.
A los dieciséis años expresó su deseo de ser sacerdote. Inicialmente su padre no estuvo de acuerdo: la muerte de su madre y después la de su hermano mayor hizo pensar a don Pedro que José tenía que encargarse de la administración de los bienes familiares. Providencialmente el tiempo haría cambiar de opinión a don Pedro, de manera que José logró estudiar filosofía y derecho canónico en la Universidad de Lérida, y teología en las universidades de Valencia y Alcalá de Henares.
En 1583, con 25 años, José sería ordenado sacerdote. Se le envió a la Seu d’Urgell (Seo de Urgel), en la provincia de Lérida, cerca a los Pirineos catalanes. Por aquel entonces Urgel era una región convulsionada especialmente a causa del bandolerismo. José pasó algunos años allí, en los que tuvo que enfrentar un periodo sin obispo, por sede vacante. Fueron años difíciles en los que se desempeñó como secretario del capítulo catedralicio, y en los que también tuvo la oportunidad de conocer las necesidades y carencias de mucha gente.
En 1591, se trasladó a Roma, en busca de un horizonte pastoral distinto, alentado por la idea de hacer carrera eclesiástica allí.
En Roma no encontró aquello que esperaba. Sin embargo, no perdió la esperanza y siguió pensando en hacer algo por la Iglesia y la gente necesitada. José siempre había sido un hombre piadoso, dado a la oración, y las circunstancias hicieron que ponga aún más su confianza en Dios y la Virgen Santísima. Cuando comenzó a recorrer las calles y barrios de la Ciudad Eterna, vio como muchos niños estaban abandonados a su suerte, sin recibir aquello que él sí había recibido: educación, un trato amable y una fe. Ése fue el germen de la creación de las Escuelas Pías, abiertas a todos, gratuitas, concebidas a la luz del Evangelio; las que serían las primeras escuelas públicas cristianas de Europa.
Una vez que San José de Calasanz tuvo maduras sus ideas, comenzó a buscar apoyo y financiamiento para su proyecto de escolarización. Lamentablemente nadie pudo apoyarlo. Por eso en 1597 pidió utilizar la sacristía de la parroquia de Santa Dorotea en Roma -ubicada en una zona pobre de la ciudad- y allí empezó a dar clases.
Con el correr de los meses, las ‘Escuelas Pías’ fueron aumentando y con ello también creció el número de estudiantes. A quienes trabajaban en ellas se les empezó a llamar ‘escolapios’. Sería ese el grupo de hombres con el que San José formaría la Orden de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, consagrados exclusivamente a la educación.
Tras comprobar los buenos resultados y la magnífica gestión de las escuelas, los escolapios recibieron el apoyo de la Santa Sede, así como el apoyo de muchas familias acomodadas que deseaban participar de la iniciativa.
“En Roma he encontrado la manera definitiva de servir a Dios, haciendo el bien a los pequeños, y no lo dejaré por nada del mundo”, decía San José Calasanz.
“Pues si desde la infancia el niño es imbuido diligentemente en la piedad y en las letras, ha de preverse, con fundamento, un feliz transcurso de su vida entera” – Constituciones de las Escuelas Pías, escritas por San José de Calasanz (1622).
San José de Calasanz murió el 25 de agosto de 1648 en Roma, a los 90 años. Su gran obra, las Escuelas Pías, se encuentran hoy repartidas en los cinco continentes.
Fuente: aciprensa.com