La Basílica Santa María la Mayor es la más grande dedicada a la Virgen María en Roma. Fue construida tiempo después del Concilio de Éfeso (431), en el que Nuestra Señora fue proclamada Madre de Dios.
El Papa Sixto III mandó erigir el templo sobre el monte Esquilino y cada 5 de agosto se celebra la consagración de esta famosa iglesia, la más antigua en occidente dedicada a la Virgen.
Durante siglos la Basílica de Santa María la Mayor ha sido embellecida y adornada. Los mosaicos de la parte cercana al altar y de las paredes de la nave son de los más finos de Roma y representan escenas de la vida de la Virgen María. El techo está decorado con el primer oro que Colón llevó de América.
En esta Basílica se encuentra también una imagen mariana con el título de Virgen María, salvadora del pueblo romano, la “Salus Populi Romani”, que en varias situaciones de gran necesidad se le ha sacado en procesión. En una ocasión acabó con una plaga en Roma.
San Juan Pablo II desde el comienzo de su pontificado quiso que una lámpara estuviera encendida bajo este ícono mariano como muestra de su gran devoción.
El Papa Francisco antes de emprender un viaje internacional y al retornar a Italia se dirige a la Basílica de Santa María la Mayor, deja un ramo de flores al pie de la imagen mariana y se detiene en un momento de oración.
La Basílica es también conocida como la Iglesia de Santa María de las Nieves por un milagro que se produjo vinculado a esta advocación, Basílica Liberiana en memoria del Papa Liberio que fue quien la consagró y como Iglesia de Santa María de la Cuna porque según la tradición allí se conserva un fragmento de la cuna del Niño Jesús que trajo Santa Elena.
En Roma existen cuatro Basílicas mayores de gran importancia por la historia y riqueza espiritual que encierran. Santa María la Mayor es una de ellas. Las otras tres son la Basílica de San Pedro, la Basílica de San Juan de Letrán y la Basílica de San Pablo Extramuros.
Fuente: aciprensa.com