Cada 16 de noviembre se celebra la fiesta de Santa Gertrudis, vidente del Sagrado Corazón de Jesús y patrona de los místicos.
Santa Gertrudis nació el 6 de enero de 1256 en Eisleben (Alemania). A los cinco años fue enviada a formarse al monasterio benedictino de Helfta, donde su hermana, Santa Matilde de Ringelheim, fue su abadesa y maestra. Allí, Gertrudis se hizo amiga de Santa Mechtilde (Matilde) de Hackeborn, otra ferviente devota del Corazón de Jesús.
Muchos siglos antes de que Cristo se le apareciera a Santa María Margarita de Alacoque, cuyas visiones datan del s. XVII, Santa Gertrudis tuvo experiencias místicas del Sagrado Corazón de Jesús.
En la vida cotidiana, Gertrudis era testimonio de caridad y benevolencia, una mujer muy sencilla y generosa, habituada a la comunión frecuente y a pedir constantemente la intercesión de San José. Dios le concedió enormes gracias, como haber tenido dos visiones diferentes en las que reclinaba la cabeza sobre el pecho de Jesús, y pudo oír los latidos de su corazón.
Otras muchas revelaciones particulares también tuvo la santa. En una ocasión se le apareció el apóstol San Juan, el discípulo amado, a quien preguntó por qué, habiendo recostado primero la cabeza sobre el pecho del Señor en la Última Cena, no había escrito nada sobre el Corazón de Jesús.
El Evangelista le respondió que la revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para tiempos posteriores, cuando el corazón del mundo se haya enfriado de tal forma que necesite ser reavivado en el amor.
A Santa Gertrudis se le atribuyen cinco libros que conforman el “Heraldo de la amorosa bondad de Dios”, o, también llamados, las “Revelaciones de Santa Gertrudis”. El primero lo escribieron amigos cercanos de la santa, bajo su dirección, mientras que el segundo lo hizo ella misma, aunque siempre con ayuda. En ellos están registradas sus experiencias místicas y enseñanzas en torno al sentido del sufrimiento -“la adversidad es el anillo espiritual que sella los esponsales con Dios”- o de la unión espiritual con Cristo, a través de su corazón. También se atribuyen a Santa Gertrudis algunas oraciones difundidas durante el siglo XVII, aunque no hay certeza absoluta sobre su real autoría.
Después de haber padecido un largo periodo de enfermedad -alrededor de 10 años-, Santa Gertrudis partió a la presencia de Dios el 17 de noviembre de 1301 (cir. 1302). El Papa Clemente XII oficializó el 16 de noviembre como el día dedicado a la celebración de su fiesta en toda la Iglesia Católica.
Oración por las almas del purgatorio
El Señor le dijo a Santa Gertrudis que con esta oración podría liberar mil almas del purgatorio cada vez que la rezara.
Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las Misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores en la Iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia.
Amén.
Fuente: aciprensa.com