El Papa Francisco señaló tres aspectos que caracterizan el seminario como lugar de formación del futuro sacerdote: “Es una casa de oración, una casa de estudio, una casa de comunión”.
Así lo señaló durante la audiencia que concedió este lunes 9 de diciembre a la comunidad del Pontificio Seminario Regional Flaminio Benedicto XV de Bolonia con motivo del centenario de su fundación.
En su discurso, el Pontífice recordó a los seminaristas que están llamados a ser evangelizadores, de regiones, como la de Bolonia, marcadas por la descristianización. “Aquellos que están más expuestos al viento frío de la incertidumbre o de la indiferencia religiosa necesitan encontrar en la persona del sacerdote esa fe fuerte que es como una antorcha en la noche y como una roca a la que pueden agarrarse”, señaló.
Explicó que esa fe “se cultiva sobre todo en la relación personal, corazón a corazón, con la persona de Jesucristo”. Por ese motivo el seminario es, ante todo, la casa de oración, el lugar “donde el Señor convoca a los suyos en un lugar apartado para vivir una fuerte experiencia de encuentro y de escucha”.
De esa manera, “quiere prepararlos para que se conviertan en educadores del pueblo de Dios en la fe”. “Es necesario, por tanto, dedicar un esfuerzo adecuado a la formación espiritual”.
En segundo lugar, el seminario es casa de estudio, y “el estudio es parte de un itinerario destinado a educar una fe viva y una fe consciente, llamada a convertirse en la fe del pastor”. “En este camino, el estudio es un instrumento privilegiado de conocimiento sapiencial y científico, capaz de asegurar sólidos cimientos a todo el edificio de la formación de los futuros presbíteros”.
La tercera dimensión del seminario apuntada por el Papa Francisco es la de ser casa de comunión. Este aspecto, “parte de una base humana de apertura a los demás, de capacidad de escucha y de diálogo, y está llamada a tomar la forma de comunión sacerdotal en torno al obispo y bajo su guía”.
“La caridad pastoral del sacerdote no puede ser creíble si no va precedida y acompañada de la fraternidad, primero entre los seminaristas y luego entre los sacerdotes”, subrayó.
Por último, el Papa Francisco cerró su discurso resumiendo las cuatro actitudes de cercanía de los sacerdotes diocesanos: “Estar cerca de Dios en la oración”; “estar cerca del Obispo”; “estar cerca del presbiterio”; y “la cercanía al pueblo de Dios”.