“La medida con que juzguéis seréis juzgados”. El Papa Francisco subrayó esas palabras de Jesús, recogidas en el Evangelio de San Marcos, y reflexionó sobre ellas durante la Misa celebrada este viernes 30 de enero en la Casa Santa Marta.
El Pontífice invitó a preguntarse: “¿Con qué medida mido yo a los demás? ¿Con qué medida me mido a mí mismo? ¿Es una medida generosa, plena de amor a Dios, o es una medida de nivel bajo? Con esa medida yo seré juzgado, no será con ninguna otra: aquella, precisamente con aquella que he hecho yo”.
“¿Dónde está el nivel en el cual he puesto mi tope? ¿En un nivel alto? Debemos pensar en todo esto, y eso se ve no tanto en las cosas buenas que hacemos, o en las cosas malas que hacemos, sino en el continuo estilo de vida”.
El Pontífice llamó la atención sobre el hecho de que “cada uno de nosotros tiene un modo de medirse así mismo, las cosas y a los demás”. Ese modo de medir será el mismo que empleará el Señor, dijo el Papa: quien mida con egoísmo, así será medida, quien no tenga piedad será juzgado del mismo modo, es decir, “sin piedad”.
Francisco continuó: “Y como cristiano, yo me preguntó: ¿cuál es la piedra de referencia para saber si me encuentro en un nivel cristiano, en un nivel que Jesús desea? Es la capacidad de humillarme, es la capacidad de sufrir humillaciones. A un cristiano que no es capaz de llevar consigo las humillaciones de la vida, le falta alguna cosa. Es un cristiano de barniz, o por interés”.
Si se juzga “con una medida cristiana, que sigue a Jesús, por su camino, con la misma seré juzgado, con mucha, mucha, mucha piedad, con mucha compasión, con mucha misericordia”.
Por el contrario, “si mi medida es mundana y solo uso la fe cristiana (sí, voy a Misa, pero vivo como mundano), seré medido con esa medida”.
“Pidamos al Señor la gracia de vivir cristianamente y, sobre todo, de no tener miedo de la cruz, de las humillaciones, porque ese es el camino que Él eligió para salvarnos, y esto es lo que garantiza que mi medida es cristiana: la capacidad de llevar la cruz, la capacidad de sufrir las humillaciones”, concluyó el Papa Francisco.
Fuente: aciprensa.com