El Papa Francisco recibió en audiencia a los integrantes del Grupo Santa Marta este viernes 9 de febrero y mostró su respaldo a la lucha contra las modernas esclavitudes, como es la trata de personas, la explotación laboral o la explotación sexual, e implicó a la Iglesia en el compromiso contra esta lacra.
El Santo Padre se reunió con los miembros de esta organización, constituida por una alianza internacional de jefes de policía y de Obispos para erradicar el tráfico de personas y la esclavitud, en la conclusión de la Conferencia que celebraron para proporcionar una perspectiva mundial sobre la trata de seres humanos y sobre las modernas formas de esclavitud.
“Según mi experiencia –señaló el Santo Padre–, estas jornadas de reflexión y de intercambio de experiencias aportan una luz clara a la interacción de las problemáticas globales y locales de la trata de personas humanas. La experiencia muestra que dichas formas modernas de esclavitud están más difundidas de lo que se puede imaginar, incluso, para nuestra vergüenza y escándalo, en el interior de las sociedades más prósperas”.
Francisco explicó que “el grito de Dios a Caín, que se encuentra en las primeras páginas de la Biblia, ‘¿Dónde está tu hermano?’, nos incita a examinar seriamente las diferentes formas de complicidad con las cuales la sociedad tolera y anima, en especial las dedicadas a la trata con fines sexuales, la explotación de hombres, mujeres y niños vulnerables”.
“Las iniciativas destinadas a combatir la trata de personas humanas con el objetivo concreto de desmantelar redes criminales, deben siempre considerar los más amplios sectores relacionados, como por ejemplo el uso responsable de las tecnologías y de los medios de comunicación, por no hablar del estudio de las implicaciones éticas de los modelos de crecimiento económico que privilegian el beneficio a las personas”, reflexionó.
El Pontífice animó a los miembros del Grupo Santa Marta a implicarse en la ayuda a las víctimas: “Confío en que vuestros debates en estos días ayuden también a incrementar el conocimiento de la creciente necesidad de ayudar a las víctimas de estos criminales, acompañándoles en un camino de reintegración en la sociedad y en el restablecimiento de su dignidad humana”.
En este sentido, recordó que “la Iglesia agradece todo esfuerzo para llevar un bálsamo de misericordia divina a aquellos que sufren, porque esto representa también un paso esencial para la curación y la renovación de la sociedad en su conjunto”.
Finalmente, agradeció a todos los implicados en esta organización y en sus proyectos por su trabajo en la lucha contra la esclavitud: “En calidad de líderes de las fuerzas del orden, de la investigación, de las políticas públicas y de la asistencia pastoral, ofrecéis una contribución esencial para afrontar las causas y los efectos de este moderno flagelo que continúa causando indecibles sufrimientos humanos”.
Fuente: aciprensa.com