El Papa Francisco animó a profesores y maestros a educar a los niños en una educación ecológica, alejada de un estilo de vida “esquizofrénico que se preocupa por la protección de los animales en extinción, pero ignora los problemas de los ancianos; o que defiende el bosque amazónico, pero se olvida de los derechos de los trabajadores a un salario justo”.
En un discurso pronunciado ante miembros de la Asociación Italiana de Maestros Católicos en el Vaticano, el Pontífice reflexionó sobre tres puntos: la cultura del encuentro, la alianza entre la escuela y la familia y la educación ecológica
Educación ecológica
El Papa explicó que la educación ecológica consiste en “educar en un estilo de vida basado en una actitud de cuidado de nuestra casa común que es la creación”.
“La ecología en la cual hay que educar debe ser integral. Y sobre todo, la educación debe apuntar al sentido de responsabilidad: no limitarse a transmitir eslóganes que otros deberían implementar, sino despertar el placer de experimentar una ética ecológica partiendo de elecciones y gestos de la vida cotidiana”.
Se trata de “un estilo de comportamiento que en la prospectiva cristiana encuentra sentido y motivación en la relación con Dios creador y redentor, con Jesucristo centro del cosmos y de la historia, con el Espíritu Santo fuente de armonía en la sinfonía de la creación”.
Cultura del encuentro
Francisco animó a los maestros a promover la cultura del encuentro. “En este desafío cultural son decisivas las bases que se construyen en los años de la educación primaria de los niños”.
“Los maestros cristianos, tanto si trabajan en escuelas católicas como si trabajan en escuelas estatales, están llamados a estimular en los alumnos la apertura al otro como rostro, como persona, como hermano y hermana a quien hay que conocer y respetar con su historia, con sus virtudes y defectos, riquezas y limitaciones”.
Según señaló, “el reto es cooperar para formar a chicos abiertos e interesados en la realidad que les rodea, capaces de ayudar y de mostrar ternura, libres de prejuicios según los cuales hay que mostrarse competitivos, agresivos, duros contra los demás y, en especial, contra el que es diferente, extranjero, o contra el que es visto como un obstáculo para la propia afirmación”.
Lamentó que “con frecuenta este es un aire que respiran nuestros niños, y el remedio es actuar de forma que puedan respirar un aire diferente, más sano, más humano. Para este desafío es muy importante la alianza con los padres”.
Alianza educativa
El Santo Padre reclamó una alianza entre la escuela y la familia. “Todos sabemos que esta alianza está prácticamente rota del todo desde tiempos de la crisis”, lamentó. Recordó que “en un tiempo existía un gran esfuerzo recíproco entre los estímulos de los profesores y de los padres”.
“Hoy la situación ha cambiado, pero no podemos ser nostálgicos del pasado. Debemos tomar nota de los cambios que preocupan tanto a la familia como a la escuela, y renovar el esfuerzo para una constructiva colaboración por el bien de los niños y los jóvenes”.
También afirmó que “desde el momento en que esta sinergia no se produce de modo natural, es necesario favorecerla de modo proyectual, también con la aportación de expertos en el campo pedagógico”.
Pero primero, “se necesita favorecer una nueva complicidad entre profesores y padres”. En este sentido, invitó a dejar de verse “como frentes contrapuestos que se culpan”, por el contrario, animó a “ponerse en el lugar del otro comprendiendo el objetivo de dificultad que los unos y los otros encuentran en la educación, y así crear una mayor solidaridad”.
Por último, el Papa Francisco exhortó a “renovar la voluntad de ser y de asociarse en la memoria de los principios inspiradores, en la lectura de los signos de los tiempos y con la mirada abierta al horizonte social y cultural”.
Fuente: aciprensa.com