El Papa Francisco expresó la necesidad de que se renueve el “fuego evangelizador” en la sociedad cristiana, pero advirtió que ese fuego debe ser un fuego que anuncie el evangelio con alegría y ternura a imitación de Jesucristo.
El Santo Padre hizo este pedido durante la audiencia que concedió, en el Vaticano, al Capítulo General de la Congregación de los Sagrados Estigmas de nuestro Señor Jesucristo, fundada en 1816 por San Gaspare Bertoni, provenientes de quince países.
El Papa destacó la intensa labor pastoral de la Congregación y recordó que, imitando a Jesús, “también vosotros estáis llamados a llevar el fuego al mundo”.
Sin embargo, advirtió, “hay un fuego erróneo y un fuego bueno, santo. El Evangelista Lucas cuenta que, en una ocasión, Jesús, mientras caminaba hacia Jerusalén, mandó delante de Él a mensajeros que entraron en un pueblo de samaritanos, los cuales no los acogieron”.
Entonces, dos de los discípulos, los hermanos Juan y Santiago, dijeron: “Señor, ¿quieres que pidamos que descienda fuego del cielo y los consuma?”. Pero Jesús “se dio la vuelta y les reprendió, y continuaron hacia otro pueblo”.
Esa actitud es “el fuego erróneo”, explicó Francisco. “No gusta a Dios. A Dios, en la Biblia, se le compara con el fuego, pero es un fuego de amor, que conquista el corazón de las personas, no con la violencia, sino respetando la libertad y los tiempos de cada uno”.
“El Evangelio se anuncia con ternura y con alegría, como lo hizo San Gaspare Bertoni, fundador de vuestra Congregación. Ese es el estilo de evangelización de Jesús, nuestro Maestro. Él acogía y se acercaba a todos, y conquistaba a las personas con la bondad, la misericordia, con las palabras penetrantes de la Verdad”.
Por ello, animó a imitar a Jesús a la hora de evangelizar: “Es necesario perseverar, tener paciencia, no debemos tener miedo de nadie al testimoniar a Jesús y su palabra de Verdad”.
“El fuego bueno es el fuego de Jesús, de aquel que bautiza con el Espíritu Santo y fuego”. “Es el fuego de caridad que purifica los corazones y que se enciende en la Cruz de Cristo. Es el fuego del Espíritu Santo encendido con fuerza en Pentecostés. El fuego que separa el oro de los otros metales, aquel que ayuda a distinguir aquello que vale eternamente de aquello que tiene poco valor”, señaló.
“Es el fuego de las pruebas y de las dificultades que templa, que nos da la fuerza y la sabiduría. Y también es el fuego de la caridad fraterna. Los evangelizadores nacen y se forman en una comunidad reunida en el nombre del Señor, y en nombre de él son enviados”.
El Papa destacó que “si en una comunidad falta el fuego bueno, hay frío, oscuridad, soledad. Si hay fuego de la caridad fraterna, hay calor, luz y fuerza para seguir adelante. Y nuevas vocaciones llegarán atraídas por la dulce misión de evangelizar”.
Por último, animó a llevar el fuego evangelizador a la comunidad cristiana, “donde la fe de muchas personas tiene la necesidad de reavivarse, de encontrar fuerza para resultar contagiosa”.
Fuente: aciprensa.com