En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 18 de febrero, el Papa Francisco explicó que “la medicina contra la dureza del corazón es la memoria” por lo que invitó a no olvidar la gracia de la salvación gratuita.
“Cuando el corazón se vuelve endurecido, cuando el corazón se endurece, se olvida… Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad. El corazón duro lleva a disputas, lleva a guerras, lleva al egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay compasión. Y el mensaje de salvación más grande es que Dios ha tenido compasión de nosotros. Ese estribillo del Evangelio, cuando Jesús ve a una persona, una situación dolorosa: ‘tuvo compasión’. Jesús es la compasión del Padre; Jesús es la bofetada a cada dureza de corazón”, afirmó el Papa.
Comentando el pasaje del Evangelio de San Marcos que describe la enseñanza de Jesús cuando los discípulos se preocupan por no tener pan, el Santo Padre señaló la diferencia entre un “corazón endurecido” como el de los discípulos y un “corazón compasivo” como el del Señor, que muestra su voluntad.
“La voluntad del Señor es la compasión: ‘Misericordia quiero, no sacrificios’. Y un corazón sin compasión es un corazón idólatra, es un corazón autosuficiente, que va hacia adelante sostenido por el propio egoísmo, que se vuelve fuerte solamente con las ideologías”, dijo.
En esta línea, Francisco animó a pensar “en los cuatro grupos ideológicos del tiempo de Jesús: los fariseos, los saduceos, los esenios, los zelotes. Cuatro grupos que habían endurecido el corazón para llevar adelante un proyecto que no era el de Dios; no había lugar para el proyecto de Dios, no había lugar para la compasión”.
Por ello, el Papa Francisco exhortó en su homilía a pedir al Señor la gracia de tener un corazón “no ideologizado”, es decir endurecido, sino más bien “abierto y compasivo” ante lo que sucede en el mundo porque en el juicio final seremos juzgados por las obras de misericordia.
“Cada uno de nosotros tiene algo endurecido en el corazón. Hagamos memoria y que sea el Señor quien nos dé un corazón recto y sincero, como hemos pedido en la oración colecta, donde vive el Señor”, invitó el Papa quien añadió que “en los corazones duros no puede entrar el Señor; en los corazones ideológicos no puede entrar el Señor. El Señor solo entra en los corazones que son como su corazón: los corazones compasivos, los corazones que tienen compasión, los corazones abiertos. Que el Señor nos conceda esta gracia”, concluyó.
Fuente: aciprensa.com