Los griegos tenían la creencia de que cuando una persona moría, tardaba 40 días en “limpiarse o purificarse” y al término de ese tiempo surgía un ser lleno de luz; los cristianos “cristianizaron” esta costumbre y pensaron en celebrar a Cristo resucitado y para ello, se empezaron a preparar 40 días antes de la resurrección para limpiarse o purificarse y llegar a ese día “nuevos, resplandecientes” así surge la cuaresma y la manera de estar limpios o purificados era con las obras de misericordia, de mortificación, el ayuno y la oración.
Estas obras son más actuales que nunca, nunca pasaran de moda, pero es necesario que todos las pongamos en el escenario cotidiano.
• Se trata de hacer más de lo que ordinariamente hacemos.
• Se trata de hacer obras de misericordia “hasta que duela.”
• Se trata de hacer ayuno desde la media noche hasta pasado el mediodía y con cara de alegría.