El pasado lunes 12 de septiembre, antes de terminar su discurso a los obispos, sacerdotes y religiosos de Eslovaquia, el Papa Francisco compartió la impresión que le causó la historia de un cardenal eslovaco, y afirmó que su testimonio de perdón a sus perseguidores enseña lo que es el Evangelio.
“Me impresiona un detalle de la historia del Cardenal [Ján Chryzostom] Korec. Era un cardenal jesuita, perseguido por el régimen, encarcelado, obligado a trabajar duramente hasta que se enfermó”, dijo el Papa.
“Cuando vino a Roma para el Jubileo del año 2000, fue a las catacumbas y encendió una vela por sus perseguidores, pidiendo misericordia para ellos. ¡Este es el Evangelio! Crece en la vida y en la historia por medio del amor humilde y paciente”, expresó.
Ján Chryzostom Korec nació el 22 de enero de 1924, en Bosany, en lo que entonces era Checoslovaquia.
Entró en la Compañía de Jesús el 15 de septiembre de 1939 e hizo sus estudios en las casas de formación jesuitas. Sin embargo, tuvo que interrumpir sus estudios filosóficos por la supresión de las órdenes religiosas en Checoslovaquia, en 1950, que entonces estaba dominada por el comunismo.
Fue ordenado sacerdote el 1 de octubre de 1950 y trabajó pastoralmente en secreto debido a la persecución religiosa desata por el régimen. Por ello, cuando fue nombrado obispo a los 27 años, tuvo que ser consagrado de forma clandestina en por otro obispo también clandestino, Mons. Pavel Hnilica, el 24 de agosto de 1951.
Entonces era el obispo más joven del mundo. Trabajó en una fábrica durante nueve años y desarrolló su ministerio en la clandestinidad.
Sin embargo, fue arrestado en 1960 acusado de traicionar a su país y de ser fiel al Papa. Esta acusación fue considerada un honor por el joven obispo.
Todos los días de los doce años que estuvo en prisión Mons. Korec celebró la Santa Misa. “Si se vive el mandamiento del amor se cambia la gente que está en prisión”, afirmaba.
Mons. Korec dejó la cárcel gravemente enfermo. Tuvo que trabajar como barrendero, obrero en una fábrica de alquitrán y después como cargador de barriles en una industria química. Cada hora de trabajo dedicaba a una intención espiritual. En especial por el Papa, los obispos y los jóvenes.
En 1991 fue creado cardenal por San Juan Pablo II. El purpurado eslovaco afirmaba: “No me atribuyo grandes méritos. En la medida que los años pasan, veo con claridad que todo aquello que tiene importancia pertenece a la gracia, es decir a Dios”.
Falleció el 24 de octubre de 2015 a los 91 años de edad en Eslovaquia.
Fuente: aciprensa.com