Nació en Sevilla en el año 556. Era el menor de cuatro hermanos, quienes también fueron elevados a los altares: San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina.
Su hermano mayor, San Leandro, que era obispo de Sevilla, se encargó de su educación logrando que el santo adquiriese el hábito de dedicar mucho tiempo al estudio y a la oración.
Al morir Leandro, San Isidoro ocupó el cargo de Obispo de Sevilla, y por 38 años administró la diócesis con notables éxitos.
San Isidoro fue el obispo más sabio de su tiempo en España. Poseía la mejor biblioteca de la nación, y escribió varios libros, entre ellos el más famoso fue “Las Etimologías”, el Primer Diccionario que se hizo en Europa.
También escribió “La Historia de los Visigodos” y biografías de hombres ilustres. Muchos historiadores y teólogos consideran al santo como un puente entre la Edad Antigua y la Edad Media que empezaba.
Fue la figura principal en el Concilio de Toledo (año 633) del cual salieron leyes importantísimas para toda la Iglesia de España y que contribuyeron muy fuertemente a mantener firme la religiosidad en el país.
Su influencia fue muy grande en toda Europa y principalmente en España. Su ejemplo llevó a muchos a dedicar su tiempo libre al estudio y a las buenas lecturas.
Se preocupaba mucho por la instrucción del clero, por esto, se encargó de que en cada diócesis hubiera un colegio para preparar a los futuros sacerdotes, lo cual fue como una preparación a los seminarios que siglos más tarde se iban a fundar en todas partes.
Decía San Ildefonso que “la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas”.
Su amor a los pobres era inmenso, y como sus limosnas eran tan generosas, su palacio se veía continuamente visitado por gentes necesitadas que llegaban a pedir y recibir ayudas. De todas las ciencias la que más le agradaba y más recomendaba era el estudio de la Sagrada Biblia, y escribió unos comentarios acerca de cada uno de sus libros.
Cuando sintió que iba a morir pidió perdón públicamente por todas las faltas de su vida pasada y suplicó al pueblo que rogara por él a Dios.
Murió el 4 de abril del año 636, tenía 80 años. La Santa Sede declaró doctor de la Iglesia.
Fuente: aciprensa.com