Gracias Señor por este nuevo día, por darme la oportunidad de reiniciar mi camino, de volver a empezar. Cuántas cosas, tristemente, se han quedado como buenas intenciones, otras sin concluir, a veces porque el tiempo no alcanza, otras porque ha faltado aplicarse a fondo, o por despiste. Por eso en este momento aprovecho para recordar todos los pendientes que tengo por hacer, los trabajos inconclusos, las visitas por realizar, las llamadas por hacer, los mensajes por enviar, los proyectos por realizar, ¡Cuantas cosas Señor por hacer! Pero no por mucho madrugar amanece más temprano, cada día tiene su afán, dame la gracia de saber aprovechar bien mi tiempo, aplicarme a fondo, hacer en cada momento lo que debo hacer, sin caer en el activismo. Por eso te pido me ayudes, me des la gracia de al igual que tú, todas las mañanas salir de nuevo y recorrer la ciudad predicando el evangelio, cada día saber cumplir mi misión, dándome tiempo para la oración, para el trabajo, para la familia, para visitar, para descansar, para hacer deporte, sin dejar para mañana lo que debo de hacer hoy. Señor me pongo en tus manos, dame la gracia de saber vivir mi día plenamente, de tomar conciencia de que mi vocación de discípulo misionero, de llevar tu mensaje a través de la palabra, de las acciones, de mi forma de vivir. ¡Sagrado Corazón de Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo! Amén. (Pbro. Tavo)