Al iniciar este día vengo ante ti Señor con la confianza que se acercaban a ti la muchedumbre, los ciegos, los cojos, los mudos, los leprosos. Sáname Señor, limpia mi corazón, sana mi alma, limpia mi ser de toda imperfección. Toma mi barro Señor y haz de mi un jarro nuevo, haz de mi Señor ese ser que tu siempre pensaste desde la eternidad. Ayudame a ser humilde, para reconocer mis errores, mis debilidades y ponerme ante tus pies, dame Señor una vida nueva. Tú Señor eres mi buen pastor, que me acompaña siempre, que aunque camine por sendas oscuras, nunca me abandonas, me acompañas y me conduces hacia fuentes de agua viva.¡Señor me pongo en tus manos, te ofrezco este día! Amén, (Pbro. Tavo).
Diócesis de Piedras Negras
